Tras ser resucitado por su esposa tras la fatal lesión que sufrió jugando con su anterior equipo, "Los Violentos del Conde Mor", decidió, por consejo de la condesa, retirarse de la competición oficial. Siguió jugando los domingos de picnic, en los que sus fieles siervos sirven de entretenimiento y menú. Pronto empezaron a llegar a sus oídos las gracietas y chanzas que los plebeyos hacían a su costa. La Condesa le pidió que no hiciera caso y se limitó a subir los impuestos y ajusticiar un par de campesinos. Pero un buen día, jugando a la brisca en el club, tuvo que soportar los murmullos y risitas de cierto grupo de señoras. ¡No podía permitir que su nombre fuera causa de risa! Siendo él un hombre de sangre caliente (entiédase la expresión), no pudo soportarlo y tomó la decisión de regresar a la competición profesional.

Tras convencer a la Duquesa de Alba y al Baron Munchausen ha reunido a un selecto grupo de mayordomos y ahora capitanea su nuevo equipo.

¡El Conde ha vuelto para cerrar unas cuantas bocas!