Sarna, en su anterior vida, fue un gutter Runner muy respetado. Empezó su carrera amateur en la liga amateur neoyorkina, que por aquel entonces se celebraban en las cloacas de Manhatan, sus quiebros, fintas y demás filigranas imposibles dejaron boquiabiertos al público que se congregaba habitualmente en el lugar, no tardaron en llegar scouts de varios puntos de la ciudad, pero fue el equipo Evolución el que le ofreció su primer contrato como profesional. Su llegada al club fue muy mediática, los periódicos locales alababan a aquella joven promesa. Y no les defraudó. Su gran agilidad y velocidad le convirtieron en uno de los jugadores más importantes de la historia del equipo "Evolución", anotando 4 td y siendo nominado 4 veces mvp se consolidó como una de las mayores estrellas jamás vistas en el club. Hasta que llegó el fatídico dia...

El partido enfrentaba a Evolución contra los Kamikazes Rojos, estos últimos eran conocidos por practicar un juego muy sucio y temerario, en ocasiones llegaban a inmolarse contra cualquier enemigo por el bien del equipo y no dudaban en usar malas artes para dejar fuera de combate a sus rivales. Pero lo más temible no era su equipo, sino su afición, una turba de zombies, hombres lobo, esqueletos y ghouls leprosos lo formaban. Y cuando visitaban un estadio rival, el pánico inundaba los corazones de la afición local.

El partido transcurría con normalidad hasta que llegó el inicio de la segunda parte. Los aficionados de los Kamikazes Rojos empezaron a lanzar piedras contra los jugadores del conjunto Evolucion, con tan mala fortuna que una de las piedras impacto directamente en la cabeza de Sarna. En ese momento se acabó un sueño, un sueño que empezó en las cloacas de Manhattan, junto a sus hermanos, hamsters y ratas, roedores varios. Sarna cayó fulminado sobre el terreno de juego. Pero entonces algo sucedió, el jugador zombie de Kamikazes Rojos, "Yun Sakure" se acercó al cadáver de Sarna y empezó a morderlo sin compasión, poseído por una ansia devoradora incontrolable. Ante esa acción los compañeros de Sarna enloquecieron y lincharon al Zombie sin compasión, que con suerte pudo llegar al banquillo, donde aun se recupera de sus heridas. A los colegiados del encuentro les estaba costando dios y ayuda parar la batalla campal que se había montado en el terreno de juego, hasta que un silencio inundó el estadio, los ojos se centraban en el cuerpo de Sarna, se había erguido con aparente facilidad, caminó hacia el banquillo del equipo visitante y cogió una camiseta. Sin detenerse se sacó la camiseta que llevaba y la tiró al suelo, seguidamente y con gran agilidad se puso la de los Kamikazes Rojos, cuando hubo terminado levantó con fuerza el puño y en ese momento la afición estalló en un grito de júbilo y pasión dando la bienvenida a un nuevo miembro.

Empezaba otro sueño para Sarna...